El IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) alberga la primera exposición monográfica en España de arte indio moderno.
Ajena a los desvelos de Hector por encontrarla, Alba fumaba un cigarrillo en la cama junto a Daniel, estaba relajada y se encontraba llena de energía, había sido una velada larga, se instalaron en el hotelito la noche anterior, cenaron en el acogedor salón a la luz de las llamas que chispeaban en la chimenea, bebieron un buen Rioja y comieron chuletitas de lechal a la brasa y una deliciosa ensalada tibia.
Al terminar la cena dieron un paseo por los alrededores, la noche estaba fresca y ambos disfrutaron de la naturaleza y de la intimidad que les proporcionaba aquel solitario lugar.
-Estás preciosa esta noche Alba- dijo Daniel acariciándole el pelo, Alba le miraba divertida y algo emocionada.
-Hay que ver Daniel, cuando te lo propones eres un hombre muy tierno, le cogió la cara con ambas manos y le dio un beso en la boca que él prolongó durante unos minutos.
Daniel estaba excitado y sentía que ella también lo estaba, agarró sus caderas y la presionó contra él.
-Vayamos a la habitación- susurro Daniel-te deseo, quiero poseerte.
Agarrados de la mano volaron escaleras arriba hasta el dormitorio, en la prisa se desnudaban el uno al otro sin dejar de besarse, comenzaron una baile de cuerpos que se sincronizaban en el placer, Alba se estremecía cabalgando sobre él, se amaron una y otra vez hasta quedar extenuados, sus cuerpos desnudos brillaban bañados por el sudor a la luz de la luna que entraba por la ventana.
Alba se despertó y a su lado Daniel la miraba apoyando su cabeza sobre su puño cerrado, saltó de la cama con una energía que sorprendió a su amante.
-Deberíamos vestirnos y caminar hasta el pueblo, en recepción vi el anuncio de un mercadillo artesanal y podríamos buscar un lugar para comer.
Daniel remoloneaba mientras observaba los pechos desnudos de Alba que caminaba del dormitorio al baño con una taza de café que había preparado en la pequeña cocina contigua.
-Alba me gustaría que no te acostases con Diego ni con esos otros hombres que conoces y a los que no tienes intención de volver a ver.
-No me jodas Dan, es todo perfecto ¿por qué te empeñas en estropearlo con esos celos absurdos? Sabes cómo soy, no me gusta que me acaparen y siempre he sido sincera contigo, no quiero prescindir de ti pero tampoco de Diego.
-Ese hombre no es trigo limpio, no se preocupa por ti y no puedo evitar mis celos.
-No sigas por ahí, te advertí que nada de compromisos, ¿de qué te sorprendes?, llevamos viéndonos más de dos años y siempre has podido contar conmigo ¿no?
-No quiero ser tu amigo follable- dijo Daniel al tiempo que se levantaba e iba en busca de una taza de café.
-Pero qué raros sois los tíos, cuando se os deja en libertad no la queréis y sí os piden compromiso salís corriendo, no seas aguafiestas y salgamos a divertirnos.
Daniel supo que no avanzaría mucho más en la conversación, no quería perder a Alba así que aceptaba sus condiciones, sí la presionaba ella dejaría de verle y no quería correr ese riesgo.
Se metieron en la ducha juntos y volvieron a amarse entre espuma y agua templada
El pueblo parecía de fiesta, había bullicio en la calle principal y la gente se dirigía hacía el mercadillo que estaba instalado en la Plaza de la Iglesia, Alba y Daniel se mezclaron con el gentío cogidos de la mano, se paraban ante los puestos y disfrutaban de la mutua compañía mientras admiraban los productos que los artesanos exponían, aquí piel rebujada, allá madera tallada, collares, vestidos, puestos de repostería casera. Colores y aromas.
En el centro de la plaza había una terraza y decidieron sentarse a la sombra de una sombrilla, el camarero les ofreció la carta y eligieron el menú ,tenían apetito y reían bromeando. Su complicidad era evidente.
-¿Sabes algo de Olvido?-preguntó Daniel,
-Hable ayer con ella y le conté que pasaría contigo el fin de semana, me dio recuerdos para ti, deberías llamarla más a menudo sabes que le anima mucho hablar contigo.
Daniel se puso serio, el comentario de Alba le hizo pensar en lo precario de su relación y pensó que ella le estaba incitando a intimar con Olvido, su mejor amiga, los celos hicieron que respondiera con rabia.
-¿Acaso quieres que me la tire? Está muy buena de modo que sería un placer y además es tu mejor amiga lo cual le da un morbo añadido.
Alba no esperaba ésta reacción y miró sorprendida a Daniel que esperaba su respuesta.
-Eso ha sido cruel pero ahora que lo dices no sería mala idea. No deberías retarme de esa manera quiero a Olvido y te quiero a ti por lo tanto sí decidieseis intimar y os viese felices yo estaría contenta.
Daniel se dio cuenta de su error, retar a Alba en ese terreno significaba perder, se sintió avergonzado y fue consciente una vez más de su frustración, ella no le amaba y se preguntó sí no era el momento de abandonar, sufría y pensó en Olvido.
3 comentarios:
Esto se pone bien,pero que muy bien.Joder con Alba es mujevi.No me gustariía encontrarme con una mujer asi,perdería seguro,seguro.
Unas veces toca ganar y otras perder, seguro que alguna mujer habrá perdido contigo ;)
Seguro...y ganado.A veces se gana y se pierde a la vez.:)
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