Quedaron en la puerta del cine con tiempo suficiente para decidir la película y tomar un café.
Al comprobar la cartelera se dieron cuenta de que el estreno de Ana Karenina estaba previsto para la siguiente semana así que barajaron las demás opciones teniendo en cuenta los horarios. Los Miserables solo tenían un pase y era a primera hora de la tarde con lo que estaba descartada. Las más convenientes resultaron ser Argo y El lado bueno de las cosas.
Mariquita Nice prefería ver Argo pero su amiga se decantaba por la segunda y no tuvo problema en dejarla elegir pensando que siempre podría ver Argo en otro momento.
La sesión comenzaba a las 20.45h por lo que se sentaron en una terraza a charlar un rato.
A las 19.30h Mariquita Blonde pensó que era buen momento para entrar en la sala.
Una vez en la puerta confirmaron las butacas: Fila 9, butacas 2 y 4.
La película ya había empezado pero Nice localizo las butacas que estaban ocupadas, había sitio de sobra por lo que se sentaron donde les pareció oportuno. Les extraño que la película ya hubiese comenzado pero no hablaron entre ellas.
Parecía ser una escena clave de la película y permanecieron calladas y atentas a la pantalla durante tres cuartos de hora aproximadamente que fue lo que tardó en aparecer en pantalla el The End típico del final de una proyección.
Se miraron una a la otra sorprendidas.
¿Cómo es posible que haya terminado tan pronto? Hemos llegado puntuales ¿Qué hemos hecho mal?
Estaba claro que el horario real no coincidía con el que les había comentado la taquillera. En parte se alegraban, la película o lo que habían visto de ella no les había gustado, les resultó aburrida. Salieron de la sala confundidas y sin saber qué hacer pero reaccionaron con prontitud.
Entremos en otra sala. Comprobaron las que tenían más cercanas y vieron que Argo estaba a punto de comenzar en la sala 4. Las dos estaban nerviosas como si fuesen a cometer una acción delictiva. La sala estaba casi vacía, el pase anterior debía de haber terminado hacia escasos minutos. Entraron y eligieron dos butacas pero tuvieron que levantarse enseguida ya que llegaron dos personas que eran sus legítimas ocupantes al tratarse de una sesión numerada. Se dieron cuenta de que esto les podía suceder una y otra vez y no era plan el tener que estar sentándose y levantándose conforme fuese aumentando el aforo.
Mariquita Nice sugirió salir a comprar palomitas mientras la sala se fuese llenando a fin de entrar con la luz apagada y elegir entre las butacas que hubiesen quedado libres.
Con el bote de palomitas en una mano y la botella de agua en la otra se dirigieron de nuevo a la sala que ya estaba con la luz apagada, esta vez optaron por dos butacas laterales en la mitad delantera de la sala, nerviosas ocuparon las mismas con la esperanza de que nadie las seleccionase, poco duro su sosiego, en unos minutos dos señoras ocuparon las butacas de delante y una de ellas se giró diciéndoles que aquellas butacas eran las suyas.
La película había empezado y les estaba gustando mucho. Al comienzo se informa al espectador mediante letra superpuesta de que está basada en hechos reales.
-También son ganas de incordiar- Pensó Mariquita Nice mientras recogían bolsos, abrigos, palomitas y demás pertrechos. Cuando ya estaban listas para la migración las señoras de delante parecieron apiadarse y eligieron otras localidades más centradas. Ambas suspiraron. Ya podrían ver la película sin interrupciones.
Las localidades que ocupaban eran seguras.
La película les encantó de principio a fin. Había sido una suerte haber sufrido aquella ¿equivocación? Gracias a ello se habían librado de lo que parecía ser un tostón y pudieron disfruta de una gran película.
Cuando termino ambas comentaron el incidente entre risas aunque seguían sin entender qué había sucedido exactamente. Las señoras que les habían cedido las localidades se levantaron y pasaron a su lado al dirigirse a la salida. Enseguida reconocieron a una de ellas. Se trataba de Carmen Alborch, ex ministra de cultura. Le habían chuleado la butaca a una ex ministra.. No estaba mal como punto y final a aquella sucesión de hechos insólitos.
Tanto sobresalto y toda el agua que bebieron con las palomitas pasó factura lo que las llevó a los lavabos de señoras ¿Adivinan quien estaba en la puerta? Pues si, Carmen Alborch. Sin pensarlo dos veces Mariquita Blonde se dirigió hacia ella: -Perdone, hemos ocupado sus localidades sin querer, cuando entramos la sala estaba oscura y nos hemos confundido de fila..
-No te preocupes, es fácil que suceda- respondió la aludida
Mariquita Nice contempló la escena boquiabierta.
¡Demasiadas señales para interpretarlas en unos minutos!