Poenicoperus. Ave fenix.

Cuantas veces suelto tu mano, la cogiste cuando nací y no he dejado de sentir su calidez, tan solo cuando me aventuro en caminos de tristeza y desesperanza en los que me pierdo por no ser consustanciales a la naturaleza que forjaste.

Me hablaste del ave Fénix y me dijiste que debía de aprender de ella, un ave capaz de renacer de sus propias cenizas y que representa la delicadeza ya que vive solo del rocío sin lastimar a ninguna criatura viviente.

En China toma el nombre de Feng y representa a la emperatriz y junto al dragón simboliza la confraternidad inseparable.

En India se habla de un ave que al alcanzar los 500 años se inmola en vísperas de la primavera en un altar que es preparado para tal fin por un sacerdote. pero entre las cenizas, una larva aparece que luego se transforma en un pequeño pájaro. en la tercera jornada, de nuevo puede reconocerse al Fénix que regresa a su lugar de origen.

Forma parte de la alquímia por el renacimiento a través del fuego. En la leyenda medieval vive en Arabia pero vuela a Egipto el hogar de la alquímia para sufrir su muerte natural y regeneración. en ésta versión se trata de una ave púrpura o roja que al envejecer construye una pira de madera y especies para arrojarse en su interior. Los rayos de sol encienden el fuego y el pájaro aviva la llama utilizando sus alas hasta consumirse en su totalidad, luego un nuevo Fénix renace de las cenizas dejadas por el fuego. Esta era tu versión favorita y por ende la mía, me hiciste prometer que sería como el Fénix y que siempre resurgiría para reemprender el vuelo. De nuevo siento tu mano y creo en ella.

El símbolo del Ave Fénix es retomado por literatos de todos los tiempos, entre ellos Ovídio, Hesiodo, Dante, Quevedo e Isidoro de Sevilla.