Mentiras
Una ola de frío azotaba el poblado de nuestras queridas mariquitas pero no se amilanaban y no dudaban en lucir abrigos de plumas sobre sus moteados vestidos así como estilosas bufandas alrededor de sus gráciles cuellos.
Mariquita Nice salió de su árbol home a primera hora de la tarde dispuesta a dar un paseo aprovechando la tibieza del sol invernal. Se detuvo frente a la puerta del árbol home de Mariquita Pretty. Su amiga estaba sentada en el banco del jardín con aire pensativo y consternado. Tan abstraída estaba que no se percató de su presencia. Mariquita Nice se sentó a su lado.
Mariquita Nice: - ¿Qué haces aquí sentada? Vas a quedarte helada. Pareces estar preocupada.
Mariquita Pretty: - ¡Hola! No tengo un buen día. Me siento engañada.
Mariquita Nice: - ¿Quién te ha engañado?
Mariquita Pretty: - No sabría decirte. Nos engañaron a todos cuando éramos pequeños. No estoy segura de si achacar el engaño a nuestros mayores o a la vida.
Mariquita Nice miró a su amiga con preocupación. ¿Qué le estaría rondando por las antenas? Algo serio debería de ser para tenerla tan atribulada. Su carácter era alegre y positivo y no era frecuente verla en tal estado de melancolía.

Mariquita Nice: - Lo que dices es muy difuso, concreta un poco más y dime en qué consiste ese engaño.
Mariquita Pretty: - No quiero apenarte con estas sensaciones mías.
Mariquita Nice: - Para eso estamos las amigas. Lo hablamos y buscamos una solución entre las dos. ¿Te parece bien?
Mariquita Nice: - Si insistes te lo cuento pero ya te adelanto que no tiene solución.
Cuando éramos pequeñas nos decían que cuando fuésemos mayores lo sabríamos todo y que para eso teníamos que estudiar mucho. Estudiamos y aprendimos muchas cosas. Nos hemos hecho mayores y cada vez sabemos menos de la vida, lo que aprendimos en los libros de texto no sirve para la vida real salvo en muy contadas ocasiones. No hay teoremas que sean fiables y sirvan para decidir sobre cuestiones complejas y delicadas. Hemos de decidir solas como adultos responsables y asumir las consecuencias de nuestros actos sin guías, sin ayuda.
Mariquita Nice miró a su amiga consternada y jugueteo nerviosamente con los extremos de su bufanda antes de responder:
- Así es, querida. Ya somos adultas y hemos de actuar como tales, lo que hemos aprendido estudiando nos ha proporcionado una formación y en base a ella y a nuestras vivencias debemos afrontar las dificultades de la vida de la mejor manera posible. Nada nos garantizará que no vayamos a equivocarnos. Con esos errores aprenderemos, seguramente será doloroso la mayor parte de las veces. Me temo que en eso consiste la vida.
Mariquita Pretty se levanto enfadada y mirando a su amiga dijo con lágrimas en los ojos:
- ¿Por qué nos engañaron? ¿Por qué nos hicieron creer que al ser adultas seriamos sabias? No es justo. Cada día me siento más tonta, con más inseguridades, con más dudas.
- No es justo, no es justo… Iba diciendo mientras se alejaba envuelta en su rabia y su dolor.
Mariquita Nice decidió no seguirla. Se daba cuenta de que su amiga se hacía adulta y de que en ese proceso no solo se encontraban rosas por los caminos.
Se levanto a su vez y continuo con su paseo cabizbaja mientras pensaba:
- ¡Mierda! Es verdad. Nos engañaron.