jueves, 18 de octubre de 2012

En busca de Alba. Capítulo XI.








-¡Amalin!- gritó Amalia llamando a su hija al franquear la puerta   del piso y allí estaba ella. 

 Alba y Amalin se miraron durante unos segundos cohibidas por lo inesperado del encuentro y sin mediar palabra se fundieron en un abrazo lleno de calidez y alegría como si de dos hermanas se tratase. Se miraron valorándose mutuamente. Alba pensó que estaba encantadora con una falda negra y una camisa blanca con puntilla en la parte de la botonadura, la tez más blanca evidenciaba la ausencia de sol, hasta sus pecas se habían aclarado, sonrió pensando en Pipi Calzaslargas. Cuando eran pequeñas solía llamarla Pipilota debido a su melena pelirroja y a sus pecas. Llevaba el pelo  largo y la rizada melena enmarcaba su rostro entre una cascada de rizos rebeldes, los hoyuelos de las mejillas seguían apareciendo cuando sonreía. 

-¡Alba!- Tú aquí, no me esperaba esta sorpresa. ¡Me alegro tanto de verte!..pero..¿A qué se debe esta visita?  ¿Has venido a ver a tus padres?

- Niña, no agobies a la señorita.

Alba miraba a las dos mujeres sin saber qué hacer, había tanto de qué hablar, miró a Amalia de forma reprobatoria con los brazos en jarras, de nuevo le hablaba de usted, dirigiéndose a Amalín le explicó:
-Intento conseguir que tu madre me llame de “tu” pero no hay manera. 

-Uffff, te va a costar mucho,  siempre utiliza el tratamiento cuando habla de ti o de Pedro. Se lo he dicho alguna vez pero  nada, ella “erre que erre”- respondió Amalin mirando cariñosamente a su madre.

-Lo que me faltaba- dijo Amalia confundida –ahora las dos hacéis causa común, tened paciencia conmigo. Roma no se hizo en un día pero no nos quedemos en el pasillo, niña, acompaña a Alba al salón, vamos a comer, debéis de tener hambre.

Una vez en el salón las dos amigas conversaron animadamente.

-Tengo mucho que contarte, no estoy de visita, he venido para quedarme.

-¿Lo dices en serio? Amalin ladeo la cabeza preocupada -Las cosas no han ido bien con Pablo. ¿Verdad? .Que mala suerte hemos tenido con los hombres, recuerdo mi matrimonio como una pesadilla pero ya lo voy superando ¿Cómo lo llevas tu?

-Regular, lo llevo regular, precisamente esta mañana he tenido que hablar con él y ha sido muy desagradable, le he pedido que me dé a Porthos, el pobre animal se quedó allí pero ahora puedo recuperarlo, me voy a quedar en la casa de Pedro, ahora es mi casa así que puedo tenerlo, el caso es que no ha consentido en que lo recoja personalmente ni tampoco quiere traerlo, lo va a mandar por mensajería- Alba levantó los hombros resignada. –No consigo tener una relación cordial con Pablo como sería mi deseo, apenas hablamos y cuando lo hacemos se muestra frío  descortés y cruel como si fuese su enemiga, la conversación ha sido muy desagradable, aún tenemos pendiente el divorcio pero tal y como están las cosas creo que tendrá que ser contencioso, no quiero ni imaginar cómo se pondría si le hablo del tema, esperaré un tiempo a ver si se calman las cosas. Lo más extraño es que no para de mandarme mensajes, me tiene harta, son mensajes absurdos, no dice nada en concreto, me inquieta y me perturba, no me deja tranquila, no sé qué hacer.

Amalin cogió la mano de Alba entre las suyas. 

-No sabes cómo lo siento. Pablo no me caía mal, un pelín estirado para mi gusto pero os veía felices y eso era suficiente, ahora me parece un mal bicho  igual que el berzas de mi marido. ¡Vaya par de idiotas! 
Afortunadamente mi ex me dejó en paz en cuanto nos divorciamos, no teníamos nada que repartir, más que vivir sobrevivíamos, se gastaba mi sueldo y lo poco que él ganaba  en juergas con sus amigos pero ya es pasado, ninguna de las dos hemos tenido hijos y eso facilita las cosas, anímate, ahora ya estás aquí, no estás sola, estoy feliz de recuperarte, amiga, te he echado mucho de menos, no sé por qué nos distanciamos tanto.
Alba lloraba escuchando las palabras de Amalin, confiaba en ella y había pasado por una situación parecida por lo que se sintió más vinculada , había podido controlar el dolor que la conversación con Pablo le había producido pero sin dique que lo retuviese se abrió paso.  





Amalin la dejó llorar, era evidente que lo necesitaba, pensaba que el dolor había que sacarlo y cuanto antes mejor, bien sabía de ello, se limitó a apretarle la mano cobijándola  entre las suyas transmitiéndole con un sencillo gesto un mensaje que valía más que mil palabras.

-¿Qué estáis haciendo tan calladas?- grito Amalia desde la cocina –Venid a comer, la mesa ya está puesta.

-Alba, sacó un pañuelo del bolso y  se limpió las lágrimas con rapidez, no quería entristecer a Amalia.

-¿Estás bien? Le preguntó Amalin.

-Descuida, ya se me pasa y vamos a comer que tu madre es capaz de venir a por nosotras y arrastrarnos de la oreja hasta la cocina como cuando éramos pequeñas- con la mirada le dio las gracias.

La mesa estaba primorosamente servida. Amalia había sacado un bonito mantel de tela para agasajar a la invitada y había servido un aperitivo con el que acompañar el almuerzo. 

-¿Te ha contado Alba que se queda con nosotros y que va a vivir en La Malvarrosa?

-Estábamos hablando de las novedades, parece que son muchas, pero no había terminado de explicarme ¿Cómo es que te quedas en la Malvarrosa?

Alba la puso al corriente de los detalles del testamento de Pedro.

-Es maravilloso, cariño, Pedro estuvo acertado en su decisión, mamá y yo lo habíamos hablado, tenía que ser para ti. Bienvenida a  tu casa. Hay que celebrarlo, ya puedes empezar a pensar en hacer una fiesta.

-Pedro ha sido muy generoso conmigo, le estoy muy agradecida y más teniendo en cuenta las circunstancias, si lo tuviese delante le preguntaría  por qué no me puso al corriente de sus intenciones, quizás lo hubiese hecho más adelante, nunca lo sabré.

-Eso ya no importa, Alba, llevamos una racha mala, alegrémonos por lo bueno, tienes la vida por delante ¿te gusta así?- Preguntó Amalia con retintín en alusión al tuteo.

-Muy bien, aprendes rápido, no eres tan cabezota, Alba le guiñó el ojo.

-¿Qué pasa con la consulta?- preguntó Amelin con curiosidad –Trabajaste muy duro para sacarla adelante, te iba muy bien.

-Ya ves,  me vi incapaz de seguir con ella, los problemas personales me impidieron realizar mi trabajo, la inestabilidad hizo mella en mí, no tuve un comportamiento profesional, Ayude  a muchas mujeres a superar crisis matrimoniales, a afrontar problemas peores y un simple divorcio da al traste con mi carrera, me siento avergonzada, ni os imagináis el juego que le dio a Pablo el tema, lo usaba para humillarme.

-Te juzgas con mucha dureza, que seas psicóloga no implica que seas capaz de manejar tu propio dolor, no se puede hacer uso de la profesionalidad en beneficio propio, si necesitas ayuda tendrás que ir al psicólogo, querida, como el resto de los mortales- apostilló Amelin.

-Tienes razón, no se puede ser maestro y aprendiz a la vez- dijo Alba, -sin embargo- continuó –no hay mal que por bien no venga, me he dado cuenta de que la psicología no me hacía feliz, no seguiré por ese camino, aún no sé lo que voy a hacer es otra de las cuestiones que tengo en mi lista de “pendientes”, una lista que ya es demasiado larga, tengo la impresión de que no sé nada de nada, estoy insegura.

-El tiempo te ayudará, eso y los guisos de mi madre, apenas has probado la comida.

-La tortilla está deliciosa, no he probado una mejor- dijo mirando a Amalia que miraba con preocupación el plato casi intacto de Alba.

Amalia no la quiso presionar, se daba cuenta del mal trago que estaba pasando la chica así que se dirigió a su hija cambiando el tema de conversación.

-Alba quiere que vuelva a ocuparme de la casa, no ha tenido que insistir, he aceptado de inmediato, me desquicia estar aquí mano sobre mano con todo lo que hay que hacer allí y más ahora que Alba se ha de instalar, habrá  que hacer una limpieza general. 

Se quedó pensativa unos instantes antes de continuar
.
-Habrá qué pensar qué hacer con todos los efectos personales del señor, en especial la ropa, habrá que vaciar los armarios- se dirigió a Alba con el ceño fruncido, pensó que no iba a resultar plato de gusto afrontar el tema de las pertenencias personales de Pedro, habría que vaciar los armarios, los cajones, su escritorio, revisar sus papeles. Se le hizo un nudo en la garganta, carraspeo y planteo el espinoso asunto, había cuidado de todas las cosas del Pedro con esmero, cepillaba sus trajes, los llevaba a la tintorería cuando era necesario, tantas y tantas cosas, conocía cada una de sus camisas, pañuelos… suspirando profundamente  decidió que era la más indicada para tomar la sartén por el mango y así se lo dijo a la atribulada Alba.

-Si quieres puedo hacerme cargo de todo, el señor no querría que convirtiésemos su casa en un mausoleo, tenía un vestuario de calidad y estaría contento si toda esa ropa pudiese ser de utilidad a personas menos favorecidas, hay varias asociaciones en el barrio, puedo enterarme a través de la parroquia.
Alba  hizo un gesto interrumpiendo a Amalia.

-Me resulta muy doloroso asumir esa tarea, lo que tú hagas me parecerá bien, no me veo vaciando sus cajones y armarios, no estoy preparada. No tendré más remedio que revisar sus papeles. Asumiré  la parte administrativa y ya veremos lo que va surgiendo, se trata de toda una vida y habrá imprevistos. No he tendido ánimo de subir a la biblioteca y a su dormitorio. Esperaré a Dani, va a venir esta tarde y le pediré que me acompañe. En principio me instalaré en mi viejo dormitorio de la planta baja, no me parece procedente hacer de su dormitorio el mío, aún no.

Amalin escuchaba a su madre y a Alba con atención, las veía tristes y con una responsabilidad dolorosa, puso las  manos sobre sus  hombros y con tono de voz animoso les dijo:

-Aquí estoy yo para ayudaros en lo que necesitéis, no os dejaré solas, puedo ir por las tardes cuando salga de trabajar y también los fines de semana, entre las tres podremos con eso y con más, no os arruguéis ahora.

Amalia la miró aliviada, su hija podía ser muy eficiente si se lo proponía y deseaba dejar a Alba al margen en la medida de lo posible.

-Gracias Amalin –le dijo Alba con una leve sonrisa llena de gratitud.


-Bien, asunto arreglado, pasemos a los postres –dijo Amalia que se levantó para sacar del horno  una tarta de manzana que había preparado esa misma mañana –Es vuestra preferida- dijo sirviendo una buena ración a las dos.




-Uhmm, que bien huele. Te has acordado- dijo Alba que mojó uno de sus dedos en el jengibre de la capa superior, se lo llevó a la boca y lo relamió. –Está deliciosa.

-¡Mi madre se iba a olvidar de nuestra tarta de manzana!- exclamó  Amalin entre risas –parece mentira que aún no sepas con quien te juegas las alubias, estoy segura de que mañana se levantará bien temprano y se irá a tomar posesión de tu casa, no podrás deshacerte de ella ni con aceite hirviendo.

-Que burra eres hija, lástima de buenos colegios.


-No seas maliciosa- apostillo Alba guiñando un ojo a su amiga –la tengo a prueba, ya le he puesto una condición y solo si la cumple podrá seguir en la Malvarrosa.

-Ya sé, ya sé –dijo Amalia siguiendo la broma –nada de hablarle de usted a la señorita. Por cierto- continuó –tendrías que contarle al señorito Daniel lo de la rosa amarilla.

-¿Qué es eso de la rosa amarilla?- preguntó Amalin mirando simultáneamente a Alba y a su madre. –Os ha cundido mucho la mañana, no hacéis más que sorprenderme.





Amalia se puso sería y miró a Alba como pidiéndole permiso para contarle a su hija el suceso que tanto la había preocupado. Estaba convencida de que un intruso había entrado en la casa, aprovecho para preguntar a su hija sí había sido ella aunque conocía de antemano la respuesta.

Amalin escuchó atenta el relato de los hechos que hicieron Amalia y Alba y con el sentido común que le caracterizaba aconsejó cambiar la cerradura, no le parecía necesario un detective para resolver el asunto. 


-Si nos atenemos al lenguaje de las rosas, alguien ha querido darte la bienvenida. Las rosas amarillas significan amistad y simpatía.

Alba la miró con extrañeza.

-No me parece ni amigable ni simpático que un desconocido se cuele en  casa ajena y menos si es la mía. Solo vosotras mi familia y Daniel conocéis los detalles del testamento y no habríais hecho semejante majadería.

-¿Estás segura de que no se lo has dicho a nadie más?- preguntó Amalin.

-Bueno, también lo sabe Oscar- Balbuceo Alba.

-Oscar ¿Quién es Oscar?- siguió preguntando Amalin.

-Es el compañero de piso de Daniel.

Las tres mujeres se quedaron pensativas.


Continuara..



20 comentarios:

Luciana dijo...

A pesar de los problemas, me dieron ganas de estar en esa mesa de amigas compartiendo comida, secretos e interrogantes.
Besos

J.P. Alexander dijo...

Hola Wendy, sigue intrigante tu historia ¿ quien enviara las rosas? Te deseo un buen miércoles y te me cuidas

Aglaia Callia dijo...

Hola, Wen, me ha dado mucho gusto entrar a revisar los blogs amigos y encontrarme con un nuevo capítulo de la historia de Alba.

En primer lugar, he disfrutado muchísimo la dinámica entre estas tres mujeres, especialmente de parte de Alba y Amalin, que me parece un personaje encantador, me encanta cómo lo has presentado y delineado, creo que puede ser una gran amiga y apoyo para Alba en estos momentos difíciles.

Lo de la rosa y el que Oscar fuera un posible sospechoso, no lo había pensado, mira, a ver qué solución nos presentas, habrá que esperar con paciencia.

Gran capítulo, felicidades.

Besos.

chema dijo...

amalia y su hija amalin van a ser una compañía muy sana para alba. la reconfortarán en los momentos más duros, como cuando pablo hace alguna de las suyas.
y a todo esto, veremos quién dejó la rosa amarilla, y si lo hizo de buena fe o no...
besos, wendy!

Raquel Campos dijo...

Hola Wen, que sorpresa el ver un nuevo capítulo de Alba.
Que bonito reencuentro con Amalin, las tres mujeres van a estar muy a gusto con Alba. Se nota la confianza que tienen y la amistad que las une.
Espero que el misterioso personaje que haya dejado la rosa haya sido en señal de bienvenida y no con mala fe.
A ver como va yendo la trama. De momento has dejado la puerta abierta de que puede ser Oscar...¿Quién sabe....lo que pasará?
Un beso fuerte!!

Anna Soler dijo...

wooooooooo me encanta, yo quiero saber mas......
Besines

Katy dijo...

El misterio de la rosa amarilla:-) ¿Quien será el aspirante a su blanca mano? Igual es Pedro que querrá congraciarse con ella de nuevo.
Me encanta los derroteros que está tomando tu novela. Como la vida misma.
Bss

MariCari dijo...

Se difuminó mi comentario... argggg.... a días que... pero bueno ommmmmmm

Te decía que ha sido un buen capítulo y que has quedado el misterio de la rosa amarilla en el aire y qué gusto, hija, tanto como el que han debido de tener al saborear las 3 la deliciosa tarta, seguro.... Espero que las 3 alcancen unos días más tranquilos para ellas... aunque dolorosos claro, sobretodo con el tema de la ropa que tendrán que deshacerse de ella... y eso me ha entristecido un poquito, por la experiencia, ya sabes, bueno, qué te voy a decir a ti... Bss

Ccasconm dijo...

El asunto de la rosa misteriosa da para muchas elucubraciones. ¿El color tendrá también su significado? ¿Por qué no rosa, roja o blanca? Menos mal que están sus queridas amigas para apoyarla en la adversidad. Las mujeres somo0s maestras a la hora de apoyarnos unas a otras.
Besos

Frankie dijo...

Si hacía falta cimentar una amistad dentro del relato entre estas dos mujeres, Amalín y Alba, tú lo has hecho de maravilla. Esos diálogos son casi terapéuticos, los de dos amigas frente al mundo. Y has rematado haciéndonos sospechar de Oscar. Pero estas dos amigas harán frente a lo que sea. O no, tú lo decides, ja,ja, ja

Besos.

mientrasleo dijo...

Me ha encantado el capítulo, me hiciste sonreir con la tarta y luego me quitaste la sonrisa con la confidencia del intruso.
Estoy deseando ver como evoluciona la historia
Besos

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Hola Wen, encuentro muy interesante la conversación de Emelin y Alba, está le hace notar que como psicóloga , no le sirve para resolver sus problemas matrimoniales y mejor que vaya a un psicólogo.
Por otro lado Alba le dice:
.« Lo más extraño es que no para de mandarme mensajes, me tiene harta, son mensajes absurdos, no dice nada en concreto, me inquieta y me perturba, no me deja tranquila, no sé qué hacer».
Estos mensajes que la desconciertan , posiblemente sean reclamos de Pedro para que vuelvan juntos, pero como él está enfadado no se atreve a ser más explicito.
Ni cortés y aún la desespera más con el asunto del perro.
En fin...esto es lo que he podido resumir de lo que he leído.
Gracias por tu comentario sobre el Chaco. Es una gran espada que tengo clavada.
Con ternura te dejo un beso
Sor.Cecilia

Anónimo dijo...

Never thought blogging could be soo fun and interesting. Man you know how to do it brother.

princesa jazmin dijo...

Con el divorcio todavía pendiente, veo futuras desavenencias entre Alba y Pablo e incluso quien aspire a enamorarla tendrá problemas con ese asunto, muy complicado.
Me gusta mucho la relación entre las jóvenes, a Alba le vendrá muy bien una buena amiga.
La historia está fantástica, Wen, ya me puse al día con los capis, aunque es bueno para mí leerlos juntos así no me causa ansiedad :)
Qué preciosa Helena en esa imagen!
Es agradable también ver a Meg Ryan en el papel de Alba, me caía muy bien antes de sus cirugías...
Gracias por continuar compartiendo tus relatos con nosotros.
Besitos!
Jazmín.

Unknown dijo...

Una deliciosa tarta para endulzar la vida. Y el apoyo de una buena amiga para salir de un duro bache.
Me está gustando tu historia, Wendy. Es muy real. Te sientes cerca de sus personajes.
Sigue escribiendo tan bien como lo haces.
Un abrazo, Wendy.

Elizabeth Bowman dijo...

Hola mi Wendulina.
Como sabes, Pablo me cae fatal desde aquel capítulo en el que se le vio el plumero con el asunto del guapetón de Porthos. Odio estos hombres que van de caballeros y eternos príncipes azules y luego no son más que sapos verrugosos y lamentables.
También supongo que serás consciente de mi apego por Amalin (creo que es obvio el por qué) y además me encanta el atuendo con el que nos la has presentado (además de la imagen de la Bonhan Carter, que ya sabes que me fascina) jejejjejee. Su relación con Alba me recuerda un poco a ti y a mi, y perdona el atrevimiento.

Bueno, habrá que esperar para desenmascarar el asunto de la rosa amarilla. Que sepas que me encanta el toque coloquial y cotidiano de la historia.

Un besito y nos leemos, querida.

Elia dijo...

Me ha traído hasta aquí ese olor de tarta de manzana recién horneada...
luefo me topo con la primera foto..sigo (porque es una actriz q admiro)
sigo con la historia.. y
me doy cuenta q es un placer pasearme por tu rincón en vivo, mientras escucho llover.

bss

^^

Colotordoc dijo...

El detalle de las rosas...intrigante.

He vuelto guapa. Ya tengo otra vez conexión.

Besote

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Hola Wen, ya me disponía a seguir un nuevo capitulo,
pero veo que es el mismo.
Gracias por tu amable visita.
Tu blog es también arte.
Con ternura
Sor.Cecilia

LaCuarent dijo...

OooooH yo quiero saber quien dejo esa rosa no tardes

Un besote más

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