Me despido con un sueño (Gracias Sir KKovak)

 En esos momentos en que la amistad trasciende al compañerismo surgen temas personales, no recuerdo el momento ni tampoco el contexto pero el caso es que charlando con mi amigo y compañero Kkovak salió que no tenía caballete de pintura, tuve dos pero se quedaron en el camino.
Ahí quedó la cosa pero Kkovak tomó buena nota y un buen día me dijo que él iba a regalarme uno pero no de los que venden en cualquier comercio sino uno artesano creado por él.
Me anima para que retome la pintura, y cuando   le digo que no tengo tiempo me responde que hay tiempo para todo.
Ya tengo mi caballete, cuando me contó lo que había hecho no daba crédito a lo que estaba escuchando porque sin ser consciente de ello ha sido capaz de cazar uno de mis sueños al vuelo para hacerlo real.

Sabe que estoy muy contenta y agradecida pero, aún, no sabe el verdadero motivo y hoy se lo cuento.

Recientemente he descubierto a Carlos Ruiz Zafón, había oído hablar mucho de él pero no había tenido oportunidad de leerlo. Empecé con "La sombra del viento" y me gustó tanto que seguí con "Marina", pocos días antes de que me entregase el caballete  en la página 74, leí lo siguiente:

"..La estación del funicular de Vallvidrea quedaba a unas pocas calles de la casa de Marina. Con paso firme nos plantamos allí en diez minutos y compramos un par de billetes. Desde el andén, al pie de la montaña, la barriada de Vallvidrera dibujaba un balcón sobre la ciudad. Las casas parecían colgadas de las nubes con hilos invisibles. Nos sentamos al final del vagón y vimos Barcelona desplegarse a nuestros pies mientras el funicular trepaba lentamente.
-Este debe de ser un buen trabajo-dije. Conductor de funiculares. El ascensorista del cielo.
Marina me miró escéptica.
-¿Qué tiene de malo lo que he dicho?- pregunté.
-Nada, Si eso es a todo lo que aspiras.
-No se a lo que aspiro. No todo el mundo tiene las cosas tan claras como tu. Marina Blau, premio Nobel de Literatura y conservadora de la colección de camisones de la familia Borbón.
Marina se puso tan seria que lamenté al instante haber hecho aquel comentario
-El que no sabe adonde va no llega a ninguna parte- dijo fríamente.
Le mostré mi billete.
-Yo se adonde voy.
Desvió la mirada. Ascendimos en silencio durante un par de minutos.

La silueta de mi colegio se alzaba a lo lejos.
-Arquitecto- susurré
-¿Qué?.
-Quiero ser arquitecto. Eso es a lo que aspiro. Nunca se lo había dicho a nadie.
Por fin me sonrió. El funicular estaba llegando a la cima de la montaña y traqueteaba como una lavadora vieja.
-Siempre he querido tener mi propia catedral dijo Marina. ¿alguna sugerencia?

-Gótica. Dame tiempo y yo te la construiré.
El sol golpeó su rostro y sus ojos brillaron, fijos en mí.
-¿Lo prometes?- preguntó, ofreciendo su palma abierta.
Estreché su mano con fuerza. -Te lo prometo.


Me pareció muy bonito porque las catedrales me gustan tanto como a Marina y desde luego la elegiría gótica, seguí soñando despierta y me dije que sí alguien me ofreciese la luna yo diría que no que prefería una catedral, todo es posible en los sueños así que porque no pedir lo que, realmente, quiero.

Me hubiese gustado sacar tiempo para hacer unas buenas fotos del caballete para que pudieseis entender de lo que estoy hablando, no ha podido ser, he cogido una de las fotos con las que él me mostró su regalo explicándome todo el proceso
Ahora ya tengo mi catedral.



¡Hay veces en que hasta los sueños más imposibles se hacen posibles!

Ahora no es momento  de sueños, tengo muchos frentes abiertos y he de afrontarlos, tengo la sensación de llegar tarde y a destiempo en demasiadas ocasiones y lo que más sale de mi boca es "lo siento, no tengo tiempo".

Cuando dedico hacer algo no me conformo con hacerlo a medias, por lo que me conocéis os habréis dado cuenta de que me gusta implicarme, no me gusta dejaros con la palabra en la boca ni tampoco dejaros un comentario retórico así que antes que tener la sensación de estar haciendo las cosas mal prefiero dejar de hacerlas.

Os voy a echar mucho de menos porque ya formáis parte de mi vida, no os estoy diciendo  adiós tan solo ¡hasta la vista!